La esperanza y la libertad son dos grandes pilares sobre los que debemos sostenernos. Parece sencillo, aunque no siempre resulta fácil. Afianzarnos sobre estas dos consignas e incorporarlas a nuestra vida diaria para alcanzar aquello que nos prometen cuando llegamos por primera vez a una reunión sobre aquello de que es posible perder el deseo de consumir y encontrar una nueva forma de vida.
En nuestra confraternidad no estamos solos. Es en ese contexto de acompañamiento es que encontramos el mensaje de esperanza y de libertad, siempre que nos identifiquemos con el compartir de otros adictos en las reuniones, escuchando al mensaje y no al mensajero, ya que muchas veces podemos no identificarnos con la forma de vida de ese compañero en particular, pero sí con la experiencia que comparte, con lo que le está pasando, qué siente, cómo atraviesa sus problemas y de qué manera los supera.
Dejar de lado las diferencias nos ayuda a encontrar la identificación. Porque como dice nuestra literatura, «no hay nadie demasiado enfermo ni demasiado sano; demasiado rico o demasiado pobre o demasiado destrozado (…)”. De esta forma es que podemos encontrar el mensaje que está al alcance de todos nosotros.
Reconocer que tenemos una enfermedad que no tiene cura conocida, pero que sin embargo puede detenerse si incorporamos el Programa de 12 pasos, y la recuperación es posible, hace nos sostengamos sobre esos dos grandes pilares que son la esperanza y la libertad, una libertad muy diferente a la pesábamos que teníamos en nuestra etapa de consumo. En recuperación, la libertad está en poder elegir transitar el camino para tener una nueva forma de vida.
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